Detrás de la represión al movimiento estudiantil y la Matanza de Tlatelolco en México en 1968 está el cuidado y casi invisible trabajo de propaganda de quien es considerado una de las mentes más lúcidas del siglo XX en su país: el filósofo Emilio Uranga, a quien el investigador Jacinto Rodríguez Munguía no vacila en llamar"el Goebbels de México".
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Para demostrarlo, Rodríguez Munguía, estudioso de la historia de los aparatos de inteligencia en México, investigó el tema durante diez años.
Y los resultados salen a la luz en su libro "La Conspiración del 68. Los intelectuales y el poder: así se fraguó la matanza", 50 años después de la masacre que marcó la historia de México.
Emilio Uranga (1921-1988) fue un filósofo mexicano que muchos consideran a la altura de Octavio Paz o Carlos Fuentes. Fue asesor -o tuvo relación directa- de al menos tres presidentes de México: Adolfo López Mateos (1958-1964), Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) y Luis Echeverría Álvarez (1970-1976).
Rodríguez asegura que Uranga era un genio, experto en muchos campos del conocimiento, uno los cuales fue la propaganda. Pero esta parte de su trabajo, asegura, ha permanecido casi invisible en la historia de México.