El año pasado, la periodista de la BBC Fiona Crack quedó embarazada, algo que había anhelado toda su vida, pero su fuente se rompió prematuramente y su hija murió.
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Esta es una historia de un año de dolor y sanación, y también es la historia de otras cuatro mujeres extraordinarias que compartieron su experiencia con ella.
Cuando tenía ocho años, mi prima tuvo un bebé. Mi mamá sabía que me encantaban los bebés. Por eso me dejó en su casa para que la "ayudara" por unos días.
Debí haber sido muy útil porque cuando otra prima tuvo su bebé, me volvió a despachar a su casa.
Paseaba a los bebés de un lado a otro por el pasillo y esquivaba a los hermanitos cuando les daban arrebatos de celos.
También ayudé a una vecina a establecer la rutina del baño y de dormir de su bebé.
Cuando cumplí los 12 años estaba feliz porque eso significó que podía ser la niñera de todos los niños del pueblo donde vivía.
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No veía la hora de convertirme en madre.
Pero cuando tenía 29 años, sufrí de un cáncer cervical. La operación que necesitaba para salvar mi vida me privaría de la oportunidad de tener un hijo.
Dos meses antes
Encontré una luz en un estudio médico que leí y que me daría esa oportunidad. Hallé un especialista que podía hacer el procedimiento.