Considerado uno de los grandes pensadores de la humanidad, el francés Blaise Pascal (1623-1662) estaba lejos de actuar solo en el campo de las ideas.
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Conocido por sus teoremas matemáticos y tratados filosóficos vigentes hasta hoy, pocas personas saben que en el siglo XVII este matemático e inventor de la primera calculadora de la historia creó algo que cambiaría para siempre la vida de las personas en las ciudades: el transporte colectivo.
Gracias al espíritu inquieto de Pascal, el transporte urbano mundial tiene hasta un año de nacimiento, 1662.
En aquella época, París ya era una gran urbe de medio millón de habitantes, pero la mayoría de las personas no tenían medios propios para desplazarse de un lugar a otro y solo les quedaba ir a pie.
Para facilitar la vida de los ciudadanos, Pascal desarrolló un sistema de transporte urbano de carruajes con itinerarios fijos, tarifas y horarios regulares.
El filósofo sugirió al duque de Roaunez que le pidiera al rey Luis XIV para explotar el servicio, lo cual fue escuchado y aprobado.
Las tres rutas
El pasaje en este sistema pionero costaba cinco "sols", la moneda que circulaba en Francia en la época de Luis XIV.
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Había tres líneas del transporte iniciales: la primera servía entre el porte Saint-Antoine y el Luxemburgo y comenzó a operar el 18 de marzo de 1662.
El 11 de abril se inauguró la segunda línea, que iba desde la Rue de Saint-Antoine hasta la Rue Saint Honoré. Y la tercera y última ruta fue abierta en mayo de ese año y conectaba el barrio de Montmartre con Luxemburgo.
Fue un éxito entre la población parisiense, según testimonio de la propia hermana de Pascal, Gilberte Pérrier, quien presenció el inicio de operaciones.
"La inauguración comenzó el sábado a las 7 de la mañana, con un brillo y pompa maravillosos. Se pusieron en marcha los siete carruajes que se ocuparon esta primera ruta", registró Gilberte.
Pero con el viaje inaugural comenzaron los conocidos problemas de movilidad urbana en el transporte que siguen afectando al mundo hasta hoy.
"La cosa tuvo tanto éxito que desde la primera mañana había una cantidad de carruajes llenos, pero después del almuerzo había una multitud tan grande que no se podía acercarse a ellos, y los otros días fueron iguales", explicaba.
"El mayor inconveniente era que la multitud en las calles esperaba un carruaje, pero cuando llegaba estaba lleno", añadía en su narración.
Así que el sistema no daba abasto ni para la mitad de las personas que había, según Gilberte Pérrier.
Pascal, murió el mismo año en que se inició el sistema de transporte luego de una larga enfermedad.
El sistema operó durante algunos años, pero debido a problemas con la administración, se cerró y solo resurgiría uno similar en Europa mucho tiempo después.
Innovador de su tiempo
La invención de Pascal sorprende de forma positiva hasta los estudiosos en Ciencias Humanas.
"Imaginamos que los grandes filósofos están siempre en el mundo de las ideas y lejos de lo cotidiano de las personas, lo que no es verdad", explica el filósofo Luis César Oliva, profesor del Departamento de Filosofía de la Universidad de São Paulo (USP) y estudioso sobre la vida de Pascal.
"La enseñanza formal generalmente está muy por encima en las grandes obras filosóficas y olvida que los pensadores también inventaron cosas muy sensacionales y esenciales para nuestro día a día", indica el profesor a BBC Brasil.
"Pascal fue un gran pensador que podía ver, incluso entonces, que para un progreso de una ciudad es necesario resolver el problema de la movilidad urbana", dice el investigador en la historia del transporte público Eurico Galhardi.