Hace 10 años, Lehman Brothers se convirtió en la víctima más notoria de la crisis financiera que estalló en 2008 y que supuso un cataclismo para la economía mundial.
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El mayor caso de bancarrota en la historia de EE.UU. expuso cuánto los mercados financieros habían dependido de los activos tóxicos, las llamadas hipotecas subprime, y sus derivados, durante el boom de los años anteriores.
Para el mundo, significó el final de una era de expansión. Después de 6 años de sólido crecimiento, las economías emergentes comenzaron a desacelerarse en 2009 a un crecimiento más moderado de 2,8% anual, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), mientras que los países industrializados se contrajeron un -3,4%.
En Estados Unidos y Europa, los gobiernos se apresuraron a rescatar instituciones financieras en problemas, a costa de los contribuyentes. Reunidos en el G20, las economías más grandes del mundo reconocieron la necesidad de apoyar a la economía global y acordaron una serie de política para estimular el crecimiento.
Diez años después, ¿cómo están ahora esas economías? Aquí revisamos algunos de los casos más significativos.
Estados Unidos
"El estado de nuestra economía llama a la acción audaz y rápida", dijo Barack Obama el día de su toma de posesión como presidente de EE.UU. en febrero de 2009.
Con los activos de las instituciones financieras estadounidenses evaporándose por las preocupaciones de que habían confiado demasiado en los préstamos incobrables, Lehman Brothers no había sido el único prestamista en dificultades.
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El gobierno se había hecho cargo de Fannie Mae y Freddie Mac, había rescatado a AIG por una suma de US$182.000 millones, y el Congreso había destinado un total de US$700.000 millones para rescatar a los bancos en problemas. Henry Paulson, el entonces secretario del Tesoro de Estados Unidos, recibió el apodo de "Señor Bailout" ("Señor Rescate").
La Reserva Federal había comenzado a comprar bonos para inyectar dinero en la economía, acumulando US$4,5 billones millones en los siguientes seis años.