La madrugada del lunes, al menos un centenar de miembros de la iglesia evangélica El Aposento Alto se enfundaron en sus polos celestes y cascos de construcción amarillos para cumplir una misión que tenían pendiente desde hacía un par de años: "tomar" el estadio del club peruano Alianza Lima.
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Armados con herramientas, treparon las puertas y paredes que dan acceso a la explanada del Matute, como se conoce al estadio de uno de los equipos de fútbol más emblemáticos del país andino.
Una vez dentro, soldaron las rejas y puertas mientras, fuera, otros fieles pintaban la fachada de blanco cubriendo el escudo del los blanquiazules, como mostró la televisión peruana. Ya bajo la luz del sol, levantaron sobre los muros pancartas gigantes para anunciar quiénes eran los nuevos ocupantes del lugar: "La iglesia cristiana mundial ‘El Aposento Alto".
La conquista evangélica fue efímera. A las pocas horas, un millar de hinchas del Alianza Lima se presentó en el local para contraatacar, indignados porque les habían "faltado el respeto", según explicó uno de ellos a la prensa.
Pese a que el club había pedido calma en un comunicado, los aliancistas consiguieron entrar a la fuerza en la explanada y desalojar a los feligreses tras un violento enfrentamiento en el que usaron extintores, palos y polvo químico.