Más de alguna vez te habrá seducido el olor del pan recién hecho mientras caminas por la calle. Unos metros más adelante descubres una panadería y el impulso de entrar se vuelve difícil de eludir.
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Lo que quizás no sabes es que en muchas ocasiones no se trata del olor "real" del pan recién hecho, sino de un dispositivo que esparce un aroma artificial para aumentar las ventas.
Se llama "marketing olfativo".
Es un mercado que se ha desarrollado vertiginosamente en la última década y que tiene distintos campos de acción: hay compañías que se dedican a vender difusores de aromas artificiales para ser utilizados en tiendas; otros impregnan productos o envoltorios; y otros -más sofisticados- crean olores que se asocian con una marca en particular.
Uno de los investigadores reconocidos en esta área, Eric R. Spangenberg, de la Universidad de California en Irvine (UCI), asegura que es una práctica beneficiosa para las empresas, siempre que encuentren el aroma "correcto", es decir, que se ajuste el perfil del cliente que buscan.
Uno de los estudios que realizó concluyó que consumidores expuestos a un aroma adecuado gastaron 20% más en una tienda. La clave está en que se utilicen fragancias simples, apunta.
Después de consultar con varios expertos en este ámbito, en BBC Mundo te mostramos siete ejemplos de olores artificiales utilizados por distintas empresas para atraer a los clientes.
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1. Cuero natural en artículos de plástico
Esta es una práctica extendida entre los fabricantes de cuero sintético que se utiliza en prendas de vestir o en mobiliario, como sofás.