La británica Jocelyn Bell Burnell, que según muchos dentro y fuera de la comunidad científica debería también debió haber sido galardonada con un Nobel en el año 1974 por su trabajo en el descubrimiento de los pulsares, recibió este jueves el premio más lucrativo de la ciencia.
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La profesora invitada de la Universidad de Oxford fue elegida como ganadora del Breakthrough Prize en la categoría Física Fundamental.
El galardón, que además de premiar su descubrimiento de los pulsares reconoce su liderazgo científico, está dotado con US$3 millones.
Pero la astrofísica no tiene intenciones de quedarse con esa suma de dinero: donará el monto íntegro para financiar a mujeres, comunidades étnicas minoritarias y estudiantes refugiados para que puedan convertirse en investigadores en física.
"Creo que la diversidad es muy importante y espero que esto ayude a aumentar la diversidad", le dijo Bell Burnell a la BBC.
No solo es importante para las personas en cuestión sino en todo sentido, añade.
"Cada vez más se reconoce que tener un grupo diverso, ya sea en la dirigencia de un banco o en un grupo de investigación en la universidad o donde sea, hará que este sea más robusto, más flexible y más exitoso".
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"Uno de los grupos menos representados en la física es el de las mujeres, pero también se podrían incluir gente de distinta etnicidad y sería maravilloso que se beneficie algún estudiante refugiado", agregó la profesora.
Ignorada por el Nobel
La historia de Bell Burnell, oriunda de la pequeña ciudad de Lurgan, en Irlanda del Norte, ha sido de gran inspiración y motivación para muchas científicas mujeres.