"Cerca de las 11 de la noche me desperté y no pude levantarme, estaba confundido. No sabía lo que estaba pasando", contó después uno de los sobrevivientes.
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Era el 21 de agosto de 1986. Cuando estaba amaneciendo, los pobladores de varias aldeas del noroeste de Camerún descubrieron al despertar que muchos de sus amigos y vecinos habían muerto durante la noche.
"A la mañana siguiente vi que había gente tirada en las calles, algunos estaban muertos", relató el testigo. "En nuestro poblado perdimos a mucha gente, unas 75 personas murieron".
La cifra total, sin embargo, fue muchas veces más alta: ese día murieron unas 1.700 personas en Camerún.
El motivo: la inhalación de gases tóxicos emanados de un lago volcánico.
Los informes señalaron que todas las víctimas vivían en poblados cercanos al lago Nyos, cerca de la frontera de Camerún con Nigeria.
El desastre fue tan grave que el presidente del país apeló a la ayuda internacional.
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La investigación
Pasaron varias semanas de investigaciones científicas para descubrir qué había ocurrido en la zona.
Se llamó a expertos de todo el mundo para que ayudaran a desvelar el misterio. Uno de ellos fue el médico británico Peter Baxter, quien llegó a la zona unas dos semanas después del desastre.