Naciones Unidas emitió su condena más contundente hasta la fecha desde que comenzó la violencia contra los rohingyas en Myanmar.
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La organización pidió que se investigue a altos mandos militares del país por genocidio y crímenes contra la humanidad en un reporte en el que también criticó ferozmente a la líder de facto de Myanmar, Aung San Suu Kyi, por no intervenir para detener la violencia.
El documento, basado en cientos de entrevistas, califica las tácticas del ejército del país como "desproporcionadas con respecto a las amenazas reales" y pide que el caso sea referido a la Corte Penal Internacional.