El viernes 11 de agosto de 1978, hace cuarenta años, Janet Parker empezó a encontrarse mal.
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En cuestión de unos cuantos días, a Parker, una fotógrafa médica que trabajaba en el departamento de anatomía de la Facultad de Medicina de Birmingham, le empezaron a salir unos feos abultamientos en la espalda, en las extremidades y en la cara.
Cuando llamaron al médico, este dijo que tenía varicela.
Pero su madre, Hilda Witcomb, se mostró escéptica.
Recordaba haber cuidado a su hija de pequeña por varicela y veía que las grandes pústulas que se volvían ampollas que tenía ahora su hija en el cuerpo eran notablemente diferentes.