Cuando China invitó a América Latina y el Caribe a sumarse a su iniciativa Franja y Ruta en enero, aseguró que era "una nueva plataforma para la cooperación mutuamente beneficiosa".
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Y ahora que cinco países de la región han firmado acuerdos de cooperación con ese proyecto, considerado clave en la política exterior del presidente chino Xi Jinping hacia el mundo, surge una pregunta: ¿es realmente provechoso?
"Estos países esperan que, al firmar esos acuerdos, obtengan más inversión en infraestructura", dice a BBC Mundo Margaret Myers, directora del programa China y América Latina de Diálogo Interamericano, un centro de análisis regional en Washington.
Pero que eso ocurra de una forma en que ganen ambas partes o no es motivo de creciente debate.
"Extensión natural"
La iniciativa de Pekín consiste en desarrollar una franja de corredores terrestres entre países y una ruta de navegación para uso comercial que van desde Asia hasta África, pasando por Europa Oriental.
Más de 70 naciones se han integrado a este proyecto que implica cientos de miles de millones de dólares, anunciado por Xi en 2013 y visto por algunos como una ruta de la seda del siglo XXI.