La visita a Nagasaki este jueves del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, no debería ser considerada como extraordinaria.
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Sin embargo, es la primera vez en la historia que el principal representante de la ONU asistirá a la ceremonia que conmemora cada año el bombardeo atómico de la ciudad japonesa el 9 de agosto de 1945.
Nagasaki es hasta la fecha la última ciudad del mundo en haber experimentado un ataque nuclear: ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial y fue liderado por las fuerzas estadounidenses.
Pero, a menudo, esta ciudad es descrita como "la gran olvidada" por ser eclipsada por el bombardeo lanzado sobre Hiroshima solo tres días antes.
El 14 de agosto de 1945, Japón aceptó los términos del Acta de Rendición. Los documentos se firmaron el 2 de septiembre y marcaron oficialmente el final de la guerra.
Lo cierto es que frente al bombardeo de Hiroshima que la mayoría de gente recuerda (visible desde las visitas de los mandatarios hasta la cobertura de los medios de comunicación), Nagasaki ocupa un lugar de segundo nivel en la memoria colectiva de la guerra.
Como señala el autor estadounidense Greg Mitchell, nadie ha escrito un best-seller llamado "Nagasaki" ni ha hecho una película titulada Nagasaki, Mon Amour.