"Esto no es Irak ni Libia, esto es otra cosa. Por ahora, bienvenidos a Turquía, pero tómense su tiempo, dos o tres días, para decidir si quieren entrar en Siria. Los pueden matar".
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Esa fue la presentación que, a finales a 2011, me dio Nadir, un antiguo profesor de baloncesto sirio reconvertido a traficante, antes de ayudarme a ingresar de manera ilegal en Siria.
Meses después, los grupos extremistas secuestrarían la revolución ciudadana, muchos de ellos respaldados por otros países que tenían su agenda propia en Siria, lo que ha provocado el mayor conflicto desde la II Guerra Mundial, con más de 500.000 muertos y 6 millones de refugiados.
Y esta es la historia de cómo, mientras intentaba cubrir este feroz conflicto, en menos de un año fui secuestrado por Estado Islámico, dos veces.
Y sobre todo, por qué decidí volver a entrevistar a las personas que supuestamente lo hicieron.
Puntos de control
Ya adentro de Siria, y una vez que los grupos yihadistas estuvieron consolidados en el país, era normal ser retenido por uno de estos grupos durante unas horas o unos cuantos días.