En 1509 el joven soldado alemán Ulrich von Hutten contrajo una enfermedad desconocida en ese entonces mientras estaba en Italia.
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El pobre hombre agonizaba con los síntomas que le causaba la enfermedad. Así pasó 10 años.
"(En todo el cuerpo) hay furúnculos, parecidos en tamaño y aspecto a una bellota. Emiten un hedor tan fétido y pestilente, que quien lo huele, cree estar infectado. El color de las pústulas es verde oscuro, verlas es peor que sentir el dolor que infligen, pese a que la sensación se asemeja a estar acostado sobre fuego".
Esa era la descripción que hacía el paciente de sus dolencias.
Se calcula que para la década de 1490 la población europea se había recuperado de las muertes causadas por la plaga, también conocida como la Muerte Negra. Una de cada tres personas falleció a consecuencia de la enfermedad en todo el continente.
Con el incremento de la población llegó la prosperidad. Pero no todo fue positivo.
La guerra era endémica, las hambrunas ocurrían con frecuencia… y desconocidas enfermedades empezaron a aparecer.