Aunque las cosas no pintaban nada bien hace un año, hoy los qataríes dicen ser "más fuertes".
PUBLICIDAD
En lo que en un primer momento pareció una pelea entre David y Goliat, el 5 de junio de 2017 Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin y Egipto anunciaron un boicot contra Qatar, acusando al pequeño país del Golfo de crear inestabilidad en la región apoyando a grupos terroristas.
Poco después se sumaron a la medida Yemen, Libia y las Islas Maldivas.
- Gas natural, rascacielos y mucha ambición: Qatar, el pequeño emirato cuya política exterior está sacudiendo el golfo Pérsico
- Boicot a Qatar: ¿le salió mal la jugada a Arabia Saudita con su vecino?
Dichos países emitieron una lista de exigencias con 13 puntos, que incluían la interrupción de vínculos con "organizaciones terroristas", el alejamiento de Irán y el cierre de la cadena de TV Al Jazeera.
Qatar rechazó las acusaciones, calificándolas como un ataque a su soberanía y un castigo por perseguir una política exterior independiente.
El pequeño y desértico Estado, con una extensión de apenas 11.000 km2, depende de importaciones para cubrir las necesidades básicas de sus 2,7 millones de habitantes.
El bloqueo por aire, mar y tierra hacía temer que en Qatar hubiera escasez de productos básicos, como alimentos.
Un año después, ni Al Jazeera ha dejado de operar, ni Qatar quedó aislado. Aunque en los primeros momentos su economía sí se vio afectada, este pequeño emirato ha utilizado su enorme riqueza para encontrar formas de evitarlo.