La desaparición del mar de Aral en Asia central es un desastre ecológico. Tóxicos químicos en el expuesto suelo marítimo han causado extensos problemas de salud.
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Pero, ¿podrá un ambicioso proyecto de plantar millones de árboles salvar al pueblo de los karakalpak en Uzbekistán?
Almas Tolvashev, un viejo pescador de 78 años, arrastra los pies por las arenas hacia el casco oxidado de un barco pesquero.
El faro que se yergue entre la derruida flotilla de unas 10 embarcaciones es un crudo recuerdo de que Moynaq fue en un entonces un próspero puerto de pescadores sobre el mar de Aral.
"La historia de los karakalpak empieza con el mar", dice el otrora pescador. "La primera cosa que un padre le enseñaba a sus hijos era cómo pescar".
Moynaq yace en el corazón de Karakalpakstán, una república semiautónoma dentro de Uzbekistán. En su apogeo, proveía el 98% del pescado de Uzbekistán.