La Copa del Mundo de este año en Rusia bien podría ser la última organizada por un solo país.
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Las consideraciones financieras y políticas están jugando un papel cada vez más importante en la elección de los anfitriones.
Y los costos son cada vez más altos: el Mundial de este año ya supera los US$12.000 millones en gastos para Rusia.
Es por eso que los dirigentes del fútbol y de las naciones candidatas están buscando nuevas formas de compartir los costos financieros, además del fomento de las relaciones políticas.
La respuesta es ser una sede compartida.
En 2002, Corea del Sur y Japón organizaron conjuntamente la Copa del Mundo, por lo que ya existe un precedente, mientras que varios campeonatos de Europa también fueron organizados conjuntamente.
Significa que la carga se puede repartir cuando se trata de construir nuevos estadios e infraestructura de apoyo, como carreteras, trenes y aeropuertos, además de la seguridad.