Recientemente, pasé cuatro meses trabajando para la BBC en Londres. Mi inglés siempre sonaba mucho mejor en mi cabeza que cuando salía de mi boca.
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Solía olvidarme palabras, cometer errores gramaticales y no tenía la precisión habitual de mi español nativo. Me sentía como si estuviese tratando de comer sopa con un tenedor.
Mientras escribo tengo frente a mí un diccionario abierto, porque aprendí a desconfiar sobre mis ideas de qué significan algunas palabras.
Sin embargo, trabajar en un idioma que no es el propio también tiene sus ventajas.
Investigaciones recientes demostraron que la gente que puede hablar un idioma extranjero tiende a ser más analítica.
Otros estudios concluyeron que la gente que es bilingüe toma decisiones de manera diferente que quienes hablan una sola lengua.
Esto quiere decir que, además de ser una competencia adicional en cuanto a los lugares en los que puedes trabajar, un idioma extranjero también te hace un trabajador diferente.
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Pero la pregunta importante es: ¿te hace realmente mejor trabajador?
Distancia emocional
De acuerdo a una investigación liderada por Albert Costa, profesor de psicología de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, cuando la gente hace pruebas de razonamiento en un idioma no nativo tiende a cometermenos errores que aquellos que hacen la misma prueba en su propia lengua.
"En una lengua extranjera, la gente parece tomar más distancia psicológica cuando evalúa los riesgos", dice Costa.
"Tienen un menor impacto emocional y se involucran en un proceso mental más analítico".