El cáncer de piel es el tipo de cáncer más común del mundo, pero también es uno de los más curables.
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Según la Organización Mundial de la salud (OMS), uno de cada tres cánceres diagnosticado cada año a nivel global es cáncer de piel —se diagnostican entre 2 y 3 millones de cáncer de piel en el mundo al año—. De ellos, solo el 1% son melanoma, el tipo de cáncer de piel más peligroso y responsable del 90% de las muertes por la enfermedad.
La principal estrategia para evitar su aparición es evitar la excesiva exposición al sol.
Sin embargo, la OMS advierte que la incidencia global de la enfermedad no para de crecer.
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Aunque habitualmente el melanoma queda limitado a la piel, hay ocasiones en las que puede desarrollar metástasis y llegar a órganos internos.
Por eso, un diagnóstico precoz es fundamental para reducir el riesgo de metástasis y de mortalidad.
La mejor forma de lograrlo es poner atención a la piel y, sobre todo, a los lunares, según los expertos.
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En el Día mundial contra el melanoma, que se conmemora cada 23 de mayo, te recordamos los cambios que pueden experimentar tus lunares y que pueden enviarte una señal de alerta.
La regla del ABCDE
Los lunares son tumores benignos resultantes de la acumulación de melanocitos, las células que le dan color a la piel.
Algunas personas tienen tendencia a presentar más lunares por cuestiones genéticas.