Pocas personas fuera del círculo íntimo de Nejvi Bejko se dieron cuenta de la situación por la que estaba pasando.
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Y todo porque era "blanca", piensa Bejko.
"Nadie me miraba y pensaba ‘debería ser deportada’" o todas esas cosas de odio racial con las que aparentemente no encajo, explica esta indocumentada a la periodista Kenya Downs de The World, un programa producido por PRI y el servicio mundial de la BBC.
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La joven llegó a los 9 años a Michigan, Estados Unidos, desde Albania, con sus padres y su hermano pequeño.
Su familia nunca ocultó su estatus migratorio, pero casi nunca hablaban de ello.
En el colegio, ella se empezó a dar cuenta de que su vida era diferente a la de sus amigos.
"Ocultas cosas como por qué no puedes conducir o ir a la universidad. Te conviertes en una persona antisocial, básicamente por necesidad".
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Sin protección
Como indocumentada, Bejko no podía costearse ir a la universidad en Michigan, pues su situación migratoria le impedía acceder a títulos más asequibles, que se ofrecen para residentes.
Su única opción era sacarse un diploma de dos años en las llamadas universidades comunitarias, que ofrecen formación superior a precios más reducidos.
Bejko consiguió unas prácticas en una empresa textil en Washington… y entonces llegó Barack Obama.
En 2012, el expresidente estadounidense creó el programa DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), que protegía de la deportación a algunos inmigrantes indocumentados que habían sido traídos a Estados Unidos cuando eran niños, y la situación de Bejko cambió.