La presión forzó su renuncia.
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La ministra de Interior británica, Amber Rudd, dimitió este domingo tras la polémica por el trato a inmigrantes de países caribeños, que llegaron a Reino Unido entre 1940 y 1970 y que en los últimos años vieron cómo pasaban a ser inmigrantes ilegales.
Documentos filtrados sugieren que Rudd, que sucedió en el cargo a la primera ministra Theresa May, estableció cuotas de deportaciones de inmigrantes, las cuales tenían como objetivo aumentar el número de expulsiones. Rudd, sin embargo, rechazó conocer la existencia de estas cuotas.
Muchos emigrantes caribeños que llevan viviendo en el país desde hace décadas fueron amenazados con ser expulsados.
La responsable de Interior llamó a la primera ministra el domingo por la noche para comunicarle su decisión en medio de las crecientes peticiones para que dimitiera.
May dijo que lamentaba la salida de Rudd y consideró que debería estar orgullosa de lo que había conseguido.
La generación Windrush
El escándalo Windrush comenzó cuando se descubrió que algunos migrantes de los países de la Mancomunidad de Naciones o "Commonwealth", que habían llegado a Reino Unido entre finales de 1940 hasta 1970, habían sido declarados migrantes ilegales.
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Tras la Segunda Guerra Mundial, miles de ciudadanos de países del Caribe como Jamaica, Barbados, Guyana o Trinidad y Tobago -que permanecían entonces bajo dominio británico- respondieron a un llamado en el que se ofrecía empleo y una nueva vida en Reino Unido.
Muchos llegaron al país siendo niños. La mayoría nunca regresó a sus lugares de origen.