Apenas llevaba unos pocos meses en Singapur cuanto tuve mi primera experiencia con la mentalidad "kiasu".
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Era sábado por la tarde y, tras pasar varias horas explorando la zona comercial de Orchard Road en el denso y pesado calor, me dirigí hacia la estación de tren cargando conmigo un cochecito y dos niños exhaustos listos para ir a casa.
La terminal estaba atestada y yo buscaba una forma de llegar hasta el andén. Vi un ascensor y me uní a una fila de una decena de personas que pacientemente esperaban a usarlo pese a que había dos escaleras mecánicas a menos de 100 metros de distancia.
A medida que el ascensor se acercaba crecía la expectación en el ambiente. En cuanto llegó, todo el mundo se lanzó adelante. Una vez que la última persona posible se había apretujado en su interior, las puertas del aparato se cerraron con un "ding". Yo me había quedado en el sitio, perpleja.
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Esta evidente falta de consideración no era algo que había experimentado en Singapur hasta entonces. Previamente, los trabajadores de las construcciones detenían sus taladros cuando me veían pasar para evitar despertar a mi bebé. Me habían ofrecido paraguas cuando me había tocado bajarme del autobús durante una fuerte lluvia.
Entonces, ¿por qué subirse a un ascensor parecía ser la lucha por la supervivencia de los más aptos?
Pronto aprendí que de eso se trata la mentalidad "kiasu".
No perderse de nada
"Kiasu" es una palabra del dialecto chino Hokkien que deriva de "kia", que quiere decir tener miedo y "su", que quiere decir perder: es el miedo a perderse algo. En 2007, este vocablo fue incluido en el diccionario de inglés Oxford, donde está descrito como "…una actitud avara y egoísta".