José Efraín Ríos Montt, el exgobernante de facto de Guatemala entre 1982 y 1983, falleció a los 91 años.
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La noticia fue confirmada este domingo por el abogado del general, Luis Rosales, quien indicó que su cliente falleció en su casa debido a una falla cardíaca.
Ríos Montt había sido enjuiciado por la muerte 1.700 indígenas mayas masacrados por el ejército guatemalteco entre agosto de 1982 y marzo de 1983, luego de que llegara al poder mediante un golpe de Estado.
El juicio por genocidio resultó en una condenado a 80 años de cárcel en mayo de 2013, pero la Corte de Constitucionalidad -máxima instancia de justicia guatemalteca- anuló el fallo por "errores de procedimiento" y ordenó que se llevara a cabo un nuevo proceso.
Ante el tribunal, Ríos Montt siempre se declaró inocente: "Nunca autoricé, nunca firmé, nunca ordené que se atentara contra una raza, etnia o grupo religioso", dijo en 2013, a sus 86 años.
En 2015 se anunció que sería sometido a un nuevo juicio especial en el que, debido a su incapacidad mental por su avanzada edad, no recibiría una condena de cárcel.
El exgeneral sufrió en sus últimos años "demencia vascular mixta cortical y subcortical", un padecimiento que "causa lesiones en el cerebro", según dictaminó el perito Walter Rinze en 2015.
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Murió sin ser llevado a prisión por la masacre de la que se le acusaba.
La carrera en las armas
El ejército guatemalteco ha sido un protagonista central en el juego político de Guatemala durante su existencia republicana. Y con él, Ríos Montt.
Nacido el 16 de junio de 1926 en el seno de una familia católica en el pequeño municipio de Huehuetenango, Efraín Ríos Montt ingresó al ejército a los 18 años de edad. Allí pasaría buena parte de su vida.
Según algunos reportes, tuvo un pequeño papel en uno de los hechos que marcó la historia del siglo XX en este país centroamericano: el derrocamiento, en 1954, del presidente izquierdista Jacobo Arbénz, en golpe organizado por la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA, por sus siglas en inglés).
Su rol sería mucho más importante 20 años después, en 1974, cuando -tras llegar a ser brigadier general y jefe de estado mayor del ejército- se presentó como candidato a la presidencia a nombre del Frente de Oposición Nacional. Esa vez perdió frente a otro general: Kjell Eugenio Leugerud García.
En ese entonces Ríos Montt habló de un masivo fraude en su contra y acusó a la Iglesia católica de haberlo orquestado por su supuesta persecución de los mayas católicos. También la señaló de ser un nido de comunistas.
Es posible que esto influyera para que, en 1978, Ríos Montt abandonara la Iglesia Católica y se convirtiera en ministro de la Iglesia Pentecostal de la Palabra.
El juicio de la historia. Por Will Grant, de la BBC.
El nombre de Efraín Ríos Montt es sinónimo de dictadura en Guatemala, como el de Augusto Pinochet en Chile.
Sumándose al ejército en 1946, Ríos Montt gradualmente se abrió paso entre las filas militares antes de asistir a la famosa Escuela de las Américas, respaldada por la CIA, y postularse para presidente en 1974.
Perdió. Pero luego tomó la presidencia por la fuerza en un golpe militar en 1982.
Fue el comienzo de un régimen de terror que más tarde se consideraría el período más violento de la guerra civil que duró 36 años. Miles de campesinos y habitantes de comunidades rurales pobres fueron asesinados durante su mandato, incluidos muchos pueblos indígenas ixil.
Eventualmente sería declarado culpable de cargos de genocidio, pero su equipo de defensa bloqueó el proceso legal una y otra vez, lo que llevó a que se descartara la sentencia inicial. Luego retrasó un nuevo juicio gracias a los alegatos de que el expresidente estaba senil y que tenía muchos problemas de salud.
A las víctimas de su régimen les resultará poco reconfortante que lo persiguieran hasta el final por cargos de genocidio y abusos contra los derechos humanos.
Golpes de estado
En marzo 1982, un golpe de estado encabezado por Efraín Ríos Montt derrocó a dos presidentes: al saliente mandatario Fernando Romero Lucas García y al electo pero aún no posesionado Ángel Aníbal Guevara (ambos militares).
Diecisiete meses estuvo en el poder Ríos Montt antes de ser, a su vez, derrocado por su propio ministro de Defensa el 18 de agosto de 1983.
Ese medio millar de días lo perseguirían por el resto de su vida. Durante ellos creó las Patrullas de Autodefensa Civil, que armó e involucró de lleno a los civiles en el conflicto.
Fue un abierto defensor de la rama fundamentalista del protestantismo a la que seguía -en un país abrumadoramente católico- y se negó a escuchar los pedidos de clemencia del Papa Juan Pablo II por seis hombres condenados al paredón.
También fue el comandante supremo de las Fuerzas Armadasdurante los ocho meses en que se perpetró la matanza de los indígenas maya ixil.
Después
De alguna manera, su vida posterior ha sido un largo epílogo a esos 17 meses.
En 1989 fundó el partido Frente Republicano Guatemalteco, con el que trató de aspirar a la presidencia un año después, pero una provisión constitucional que prohibía a participantes en golpes de estado presentarse se lo impidió.
Volvió a intentarlo en 2003, con el mismo partido. Cuando la Corte Suprema de Justicia suspendió su campaña, Rios Montt llamó a sus seguidores a protestar en las calles. Durante dos días se produjeron motines en Ciudad de Guatemala
Poco después la Corte Constitucional falló a favor de Ríos Montt, quien pudo presentarse en las elecciones. Quedó en tercer lugar, con 19% de los votos.
Mientras esto sucedía, en España corría un proceso en su contra por genocidio, detención ilegal y terrorismo de Estado, iniciado en 1999 por la premio Nobel de la Paz guatemalteca e indígena maya Rigoberta Menchú.
Dentro de este proceso, en septiembre de 2005 el Tribunal Constitucional de España dictaminó que los tribunales de ese país podían juzgar a personas acusadas de crímenes contra la humanidad, así las víctimas no fueran españolas.
En Guatemala
Sin embargo, al igual que ocurrió con Augusto Pinochet en Chile o con Jorge Videla en Argentina, no fue una nación extranjera la que juzgó a Ríos Montt, sino las cortes de su propio país.
En enero 2012, cuando expiró su inmunidad como congresista -había sido elegido en 2007- fue acusado formalmente de genocidio y crímenes contra la humanidad junto a otros tres exgenerales.
Exactamente un año después, el 28 de enero de 2013 se dio comienzo al histórico evento, en el que, por primera vez en el mundo, un exjefe de Estado enfrentaba un juicio por genocidio ante un tribunal nacional.
Aunque fue encontrado culpable, la condena de 80 años de cárcel luego fue invalidada y la reposición de juicio ordenada en 2015 nunca lo llevó a estar tras las rejas.
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