"Es nuestra postura congruente, estar comprometidos con la desnuclearización de la Península de Corea, en concordancia con la voluntad del otrora presidente Kim Il Sung y el secretario Kim Jong Il".
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Las palabras del líder norcoreano Kim Jong-un durante su encuentro con el presidente chino Xi Jinping sorprendieron a muchos.
Pero los sentimientos dominantes parecen haber sido la sospecha y el escepticismo.
Después de todo, ese supuesto compromiso parece estar en las antípodas de los esfuerzos de Kim por hacerse con armas nucleares a pesar de las advertencias de EE.UU. y las sanciones de Naciones Unidas.
Y eso es algo que, antes de él, también intentaron su padre y su abuelo, con los expertos situando los inicios del programa nuclear norcoreano cuando menos en 1960.
"Puede sonar extraño, pero tiene cierta lógica", advierte sin embargo el corresponsal de la BBC en China, Stephen McDonell.
"Ellos argumentarían que si se sintieran lo suficientemente seguros no necesitarían armas de ese tipo", explica.
Y esa inseguridad está seguramente conectada a un episodio muy poco recordado hoy en día: la llegada a la península coreana, hace ya 60 años, de las primeras armas nucleares estadounidenses.