En Bulgaria, el yogur está en todas partes. Lo encuentras en platos típicos como el falafel y la moussaka y en las heladeras de los supermercados.
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Es la base de platos tradicionales como tarator, una sopa fría hecha con yogur, agua, pepino, nueces y hierbas. Otra comida típica, snezhanka, es una ensalada que lleva yogur, pepinos, ajo y eneldo.
La gente anda por las calles de Bulgaria consumiendo bebidas con yogur. Y en los restaurantes es común mojar en yogur rebanadas fritas de zucchini.
"Ponemos yogur en todo", me dijo Nikila Stoykov, un residente de la capital búlgara, Sofía.
"Yo como tres potes al día. Uno en la mañana, otro durante el día y uno de noche antes de acostarme".
Piel de animales
El yogur tiene una larga historia en Bulgaria.
Muchos en este país aseguran que fue descubierto allí accidentalmente por tribus nomádicas hace unos 4.000 años.
Las tribus transportaban la leche en recipientes hechos con piel de animales, un ambiente ideal para el crecimiento de bacterias y la fermentación necesaria para producir yogur.