Han pasado más de 100 años desde que los hermanos Wright realizaron el primer vuelo con motor con éxito. Fue en 1903, pero el sueño de volar parece haber acompañado al ser humano desde el principio de los tiempos.
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Ya se hablaba de volar en la mitología griega, que describía las alas que Dédalo construyó para que su hijo Ícaro pudiera escapar de prisión.
Fue también un proyecto de Leonardo da Vinci, que llegó a dibujar modelos de una especie de helicóptero ya en el siglo XV.
El prototipo de los hermanos Wright, de hecho, probó que el sueño podía volverse realidad, pero no fue hasta la invención del motor a reacción en los años 30 y 40 que los viajes trasatlánticos en avión se hicieron posibles (aunque solo para algunos privilegiados bolsillos).
Vuelos para todos
Después, con los motores turbohélice la producción de aviones se hizo más eficiente, se disminuyeron los costos y la aviación se hizo más accesible para las masas.
La tendencia siempre ha sido la democratización del aire. Aerolíneas de bajo costo como Ryanair, EasyJet, AirAsia y Southwest Airlines pusieron al alcance de casi todos destinos de corta distancia. Tomar un avión se convirtió en algo así como tomar un autobús y la cantidad de pasajeros se multiplicó por millones.