Un día de abril de 1983 un hombre se acercó por detrás a una mujer de 21 años que caminaba sola cerca del puente High Level en Gateshead, en el noreste de Reino Unido.
PUBLICIDAD
El sujeto acabó violando a la joven después de amenazarla con un cuchillo.
Casi cinco años después, en marzo de 1988, un hombre también amenazó con un cuchillo y violó a una estudiante de 18 años en Manors, un barrio de Newcastle, en el noreste del país.
En ese momento, la policía no vinculó este último asalto con el primero, ni con un mismo autor.
En los 80 no disponían de las técnicas forenses que permiten identificar a un culpable a través del ADN, según explicó el detective Mick Wilson, de la policía de Northumbria, región a la que pertenece Newcastle.
Pero sí las tenían en 2016, cuando agentes del barrio de Clarewood Court, en Newcastle, fueron a resolver una disputa entre vecinos y arrestaron a Eric McKenna, de 59 años, quien había orinado en una maceta de un vecino.
Los agentes tomaron una muestra de ADN de McKenna, quien fue amonestado por acoso.