Los planes de Arabia Saudita de construir dos grandes reactores de energía nuclear en una zona desértica de su territorio hizo que grandes potencias internacionales compitan para que una de sus empresas sea la adjudicataria de este multimillonario contrato.
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Estados Unidos es uno de los países que aspiran a convertirse en el principal aliado de las ambiciones nucleares de Arabia Saudita a más corto plazo.
Sin embargo, tiene ante sí un importante obstáculo: la reiterada negativa de Arabia Saudita a aceptar las restricciones más estrictas contra la proliferación de armas nucleares.