El camaleón está a punto de perder su cetro entre los animales capaces de cambiar su apariencia para desorientar a sus predadores.
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Un molusco cefalópodo, conocido como sepia, además de cambiar de color, también puede cambiar de textura.
Esta nueva capacidad en materia de camuflaje fue descubierta por un equipo internacional de científicos del Laboratorio Biológico Marino de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido.
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La piel de estos animales está recubierta por pequeños órganos musculares conocidos como cromatóforos, que cambian de color ante una señal enviada desde el cerebro.
Además, tienen un segundo conjunto de órganos que pueden ser activados para crear una suerte de baches, o papilas, que pueden cambiar la textura de la piel en forma tridimensional.
Pasar desapercibidas
Esas papilas tienen varias funciones; entre ellas, contribuir a que las sepias pasen desapercibidas.
La capacidad que tienen es notable. Pueden imitar la textura de los corales, de las algas e incluso la aspereza de las rocas.
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Los científicos que identificaron esta característica lograron estudiar el circuito neural que la hace posible.
El cerebro de las sepias envía una señal a través del ganglio estrellado que alberga un particular motor neuronal que controla las papilas de la piel. Este circuito nervioso es similar al de los calamares iridiscentes.
Ahorro de energía
Los investigadores también examinaron las papilas de las sepias para entender cómo son capaces de mantener la textura por un tiempo.