El pasado 7 de febrero, el comando del ejército de EE.UU. señaló que aviones de ese país habían bombardeado la zona de Hisham, este de Siria, en un ataque que dejó unos 100 combatientes sirios muertos.
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Pero lo que ya era condenado como una "brutal masacre" por el gobierno sirio, dio un giro inesperado y preocupante este martes, luego de que se revelara que varios de los muertos provenían de Rusia.
La BBC logró establecer que al menos dos de los combatientes que murieron en la operación eran ciudadanos rusos.
Y medios como The New York Times y Bloomberg ofrecen cifras todavía más altas, con los primeros estimando que los rusos muertos serían "al menos cuatro, tal vez docenas".
Se trata de la primera vez que un ataque aéreo estadounidense mata a personas de esta nacionalidad en medio del complejo conflicto civil que vive Siria desde 2011.
Pero no sólo eso: los ciudadanos rusos, según ambas publicaciones, serían contratistas pagados por el régimen de Bashar al Assad -que es respaldado por Moscú- para garantizar la seguridad de los yacimientos petroleros que están ubicados en esta región oriental de Siria.
Aunque tanto el gobierno ruso como el estadounidense han negado que contratistas de seguridad rusos hayan caído en el ataque.