"Yo quiero ser normal".
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Esa sencilla frase es una de las más impactantes del documental "Ciro y yo", que se presentó esta semana durante el Hay Festival Cartagena que se celebra en la ciudad colombiana.
La dice Esneíder, el único hijo que le queda vivo a Ciro Galindo, el protagonista de la película y que arrastra las cicatrices más descorazonadoras de la guerra en Colombia.
Es impactante porque a pesar de que Ciro y su hijo son gente común y corriente, su vida y la del resto de su familia (ya muerta) fue determinada por una cadena de tragedias absurdas, que en un país distinto a Colombia, uno sin guerra, jamás hubieran sido normalizadas.
"Ciro es un colombiano de a pie, común y corriente, del campo, al que la guerra lo arrasó y le quitó todo. Pero no la guerra lejana, sino la guerra en vivo y en directo y de todos los actores armados", le dice a BBC Mundo el director de la película Miguel Salazar.
"La guerrilla le quitó a su hijo, Elkin. Después el ejercito lo usó como informante siendo todavía menor de edad.
Luego ellos mismos se lo pasaron a los paras (paramilitares), para que después estos otros lo asesinaran.