En 1842, la Galería Nacional de Londres adquirió un cuadro que había estado "colgado entre dos ventanas en un dormitorio durante unos 13 años, en los que fue visto por muchos visitantes, ninguno de los cuales lo consideró digno de especial atención".
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No obstante, esa obra creada cuatro siglos antes estaba a punto de ser la inspiración de un nuevo estilo radical de pintura.
Se trataba de "El retrato de Arnolfini" -conocido también como "Giovanni Arnolfini y su esposa" o "El matrimonio Arnolfini"-, pintado por el artista flamenco Jan van Eyck en 1434, y había sido comprado por un coronel del ejército británico en medio de la dispersión sin precedentes de obras de arte resultado de las Guerras Napoleónicas.
Estaba empezando otro capítulo de la ya larga historia del exquisito óleo.