Se llamaba François-Marie Arouet, pero lo conocemos como Voltaire, su nom de plume, y lo recordamos por su gracia al escribir, sus ataques contra la Iglesia católica y su defensa de la libertad de credo y palabra, así como la separación del Estado y la Iglesia.
Escribió obras de teatro, poemas, novelas, ensayos, obras científicas y también históricas, así como más de 20.000 cartas, más de 2.000 libros y panfletos.
Y es probable que no hubiera podido hacer tanto de no ser por la lotería de la época.
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Porque como diría Virginia Wolf dos siglos más tarde, para poder escribir hay que tener dinero y una habitación propia.
Aunque la escritora inglesa se refería a las mujeres, la independencia económica, antes y ahora, provee una base para otras libertades, particularmente la de criticar a las instituciones.
Voltaire era consciente de ello. En sus "Memorias" (1759) recuerda que cuando era joven había conocido tantos escritores "sin dinero y despreciados" que había decidido no formar parte de ese grupo.