Las odas a la escritura manual, que supuestamente murió a manos de los teclados y los teléfonos, abundan, pero lo cierto es que todo el mundo sigue escribiendo.
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Hay listas de la compra, recetas de cocina o cartas de amor que se siguen escribiendo a mano.
Cuando dejamos a un lado el teclado y tomamos el bolígrafo puede invadirnos la preocupación sobre si otros van a entender nuestros garabatos.
No solo se trata de las diferencias entre nuestra escritura y las de otras personas. También la escritura manual varía dependiendo del país donde la aprendimos. Y en este sentido, tu escritura puede ser reveladora.
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Nacionalidad de la letra
Existen ciertas huellas culturales en nuestra escritura que cuentan la historia de nuestra nacionalidad.
La forma de las letras revela de qué país proceden y cuáles son sus fronteras, así como lo hace la cocina o la moneda.
El estilo cursivo viene del latín currere (correr), y se refiere a la escritura uniendo las letras de cada palabra.
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Y dependiendo del país en el que aprendiste a escribir, hay rasgos que diferencian tu caligrafía.
Por ejemplo, si creciste en Reino Unido a mediados del siglo XX, es posible que hayas aprendido cursiva en bucle.
En Estados Unidos, el estilo spenceriano fue adoptado como el modelo estándar para la correspondencia comercial, antes de que se hiciera masivo el uso de las máquinas de escribir. Este es un estilo adornado, que emplea letras redondas inclinadas a la derecha.
Si eres un millenial y vives en el oeste de Australia, tus palabras puede que se inclinen unos 80 grados hacia la derecha, mientras que en la mayor parte de Europa los jóvenes escriben de forma vertical.
Señas sutiles
También pueden identificarse diferencias sutiles en la escritura.