"Es un momento de absoluta oscuridad. Pensé que había muerto".
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Al recuperarse de un serio accidente de motocicleta Warren McKinley empezó a pensar que ya no existía. El soldado británico dejó de comer; pensó que ya no era necesario.
"Los terapeutas trataban de hablarme pero yo les decía: ‘¿Qué sentido tiene tratar de recuperarme si estoy muerto?’".
"Tampoco me alimentaba. No sentía necesidad de hacerlo, no tenía hambre. Cuanto más me insistían en que comiera, menos quería hacerlo. Creía que trataban de engañarme".
"Yo pensaba: ‘¿Por qué debería comer si estoy muerto?’".
Warren, de 36 años, padecía el síndrome de Cotard, una condición psiquiátrica que ha afectado a más de 100 personas en todo el mundo desde que fue descrita por primera vez por el neurólogo francés Jules Cotard en 1880.
Las personas que sufren de este síndrome creen que están muertas o que sus órganos han desaparecido o se están pudriendo.