De pie y en medio de un frenesí de flashes, el luchador de sumo con ojos húmedos anunció su retiro.
"Me disculpo de corazón", declaró, inclinándose durante casi 30 segundos.
Harumafuji, su nombre de pelea, conocido en japonés como "yokozuna", fue un gran campeón de sumo, hasta el miércoles pasado.
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El 25 de octubre, atacó a un luchador más joven en un bar y le fracturó el cráneo. Como consecuencia, se abrió una investigación policial y se sucedieron semanas de titulares en la prensa.
El caso ha ensombrecido al antiguo deporte nacional de Japón, aunque está lejos de ser la primera vez que sucede algo así.
Hace una década, la reputación del deporte también se desplomó cuando un aprendiz de 17 años murió después de que estudiantes mayores lo golpearan con una botella de cerveza y un bate de béisbol.
En 2010, el desmantelamiento de una red de apuestas ilegales con presuntos vínculos con gángsters yakuza de Japón dio otro golpe a la imagen de esta disciplina deportiva.