En un emotivo documental, el jugador profesional ecuatoriano Joao Rojas, comparte las etapas más difíciles de su vida: una grave lesión, una cirugía con complicaciones, meses de dolor, la pérdida de un hijo y un diagnóstico de cáncer que lo marcó para siempre.
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Una lesión que cambió todo
Todo comenzó con una fractura de peroné y daño en ligamentos durante un partido. Lo que parecía una recuperación de apenas cuatro meses, se transformó en un calvario de cirugías, medicación constante y dolor persistente.
A pesar de los esfuerzos médicos, la operación inicial no fue exitosa, y la incertidumbre creció con el tiempo.
El deportista admite que la parte más dura no fue el dolor físico, sino la carga emocional: “Nunca pensé convivir con la depresión y la ansiedad, pero el fútbol, que siempre fue mi felicidad, empezó a ser mi tormento”.
El sufrimiento se agravó cuando, en medio de la recuperación, su familia atravesó la pérdida de un hijo.
Un diagnóstico inesperado: cáncer
Semanas después los médicos le informaron que padecía cáncer.
La noticia fue devastadora: “Ese momento fue un stop. Sentí que mi alma lloraba. No escuchaba nada más”.
Aunque en un inicio parecía irreversible, posteriores estudios revelaron que, además del diagnóstico de cáncer, también existía una fuerte infección ósea.
Pese a los momentos de oscuridad, el jugador decidió luchar. Reconoce que la fe en Dios, el apoyo de su familia y de un grupo reducido de amigos fueron fundamentales para seguir de pie.