Luciano Spalletti, exentrenador de Italia, confesó que el fútbol le pasó factura personal y emocional. Después de conquistar el histórico Scudetto con el Napoli, el técnico asumió el reto de clasificar a la Azzurra al Mundial, un desafío marcado por la presión y la sombra de dos ediciones sin presencia en la Copa del Mundo. Sin embargo, el sueño se transformó en una pesadilla.
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La derrota 3-0 ante Noruega en las eliminatorias fue el golpe definitivo que selló su salida del banquillo italiano. “El proyecto nunca despegó, la presión fue asfixiante y los resultados no acompañaron”, reconoció Spalletti en una entrevista con La Repubblica. Desde su retiro temporal en una granja de la Toscana, lanzó una frase tan contundente como reveladora:“El fútbol me arruinó la vida. Amaba este deporte más que a mí mismo y sacrifiqué a mis seres queridos por él”.
Spalletti también habló de la crisis emocional del vestuario durante su etapa al frente de Italia:“Nos exigíamos dar más, pero ni siquiera podíamos hacer lo básico. La presión fue demasiado grande”.
Con su salida, la Federación Italiana apostó por un hombre de carácter: Gennaro Gattuso, campeón del mundo en 2006, quien asume el reto de devolver el espíritu competitivo y el protagonismo internacional a la Azzurra.