La Costeñita se erige como un auténtico santuario de la cocina tradicional y criolla, un espacio donde los sabores ancestrales de la costa ecuatoriana cobran vida con elegancia y autenticidad. Lo que hoy es una próspera cadena de restaurantes, tuvo un inicio humilde, gestado desde una carreta en La Joya.
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La historia de La Costeñita es un testimonio de perseverancia y pasión. Dos jóvenes emprendedores, con el sueño de superación como motor, iniciaron su travesía con un pequeño counter y apenas tres hornillas. Vendían secos y platos típicos como el encebollado, la guatita y la cazuela, trabajando incansablemente, día tras día, sin descanso. Esta dedicación inquebrantable fue el cimiento sobre el que se construyó el éxito de lo que ahora se conoce como “variedad en un solo lugar”.
Las tongas y las croquetas de caldo de salchicha son ‘tesoros culinarios’
La Costeñita ha sabido cautivar el paladar de sus comensales con propuestas que rescatan la esencia de la cocina costeña, pero con un toque distintivo. Sus tongas, un plato emblemático de la región, son elaboradas con una maestría que transporta a los sabores de antaño. Sin embargo, su verdadero sello de identidad reside en las croquetas de caldo de salchicha, una creación única que las diferencia de cualquier otra oferta en la ciudad. Estas croquetas son un testimonio de la innovación dentro de la tradición, una delicia que se ha convertido en la especialidad indiscutible del restaurante.
La inspiración detrás de La Costeñita es clara: realzar la comida típica de la costa y ofrecerla en un ambiente renovado, donde la buena sazón se complemente con precios justos, un entorno agradable y un servicio de calidad. Esta visión ha sido clave para su consolidación en el mercado.
Expansión y filosofía de servicio
La Costeñita no ha dejado de crecer. Actualmente, cuentan con tres locales estratégicamente ubicados en Aventura Plaza, Urdesa Central y Samborondón - Entre Ríos. Y el futuro se presenta aún más prometedor, con la próxima apertura de tres nuevas sucursales en el norte de Guayaquil, expandiendo así su propuesta a un público aún mayor.
Lo que distingue a La Costeñita de otros restaurantes similares no es solo su oferta gastronómica, sino también su calidez humana y el acercamiento genuino con los clientes. Esta filosofía, sumada a una infraestructura moderna y porciones generosas a precios justos, ha forjado una relación de confianza y lealtad con sus comensales.
El mayor reto que han enfrentado desde sus inicios ha sido complacer a todos los paladares. Conscientes de la diversidad de gustos, se han enfocado en encontrar un “punto medio” que garantice una buena experiencia para cada cliente, logrando un equilibrio que satisface a la mayoría.
La Costeñita es más que un restaurante; es un legado culinario que honra la tradición, innova en sus sabores y se proyecta hacia el futuro, manteniendo siempre la esencia de la auténtica gastronomía costeña.
