El 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Alzheimer. Durante todo el mes, se busca visualizar esta enfermedad para lograr mayor empatía con los pacientes, familiares y cuidadores.
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Al respecto, Danitza Cimera, geriatra del Hospital Metropolitano, señala que es muy común normalizar los cambios de memoria o conducta que pueden experimentar los adultos mayores, los cuales deberían ser considerados como banderas rojas que alerten sobre el aparecimiento de esta enfermedad.
Cimera indica que el Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa, lenta y progresiva. “El inicio de esta enfermedad es tan lento que no nos damos cuenta, mientras se van perdiendo funciones cognitivas superiores, como la memoria reciente. Se presentan preguntas repetitivas, problemas con el lenguaje, dificultad para nominar objetos; y más adelante, dificultad para reconocer rostros y hacer actividades diarias como bañarse o hacer las necesidades biológicas de forma independiente”.
También señala que se evidencian síntomas conductuales o de comportamiento que son llamativos, como agitación, insomnio, ansiedad, deambulación, depresión, alucinaciones y delirios.
Estos síntomas suelen evidenciarse en los adultos mayores desde los 65 años, pero varios estudios han demostrado que los cambios a nivel cerebral aparecen muchos años antes, por lo que es fundamental la prevención.
“El Alzheimer es una enfermedad tan retadora porque no tiene cura”.
— Danitza Cimera, Geriatra del Hospital Metropolitano
Prevención
Cimera explica que existen varias causas para el desarrollo del Alzheimer. “Uno de ellos es la predisposición genética a los cambios a nivel cerebral, pero el factor ambiental es el factor de riesgo más importante”.
La especialista explica que desde jóvenes se puede llevar un adecuado control de enfermedades crónicas como hipertensión arterial y diabetes mellitus, llevar una dieta saludable para evitar la obesidad, dejar de fumar, promover el ejercicio físico, llevar una vida social y familiar activa, evitar lesiones traumáticas cerebrales (caídas o golpes en la cabeza), así como tratar a tiempo la pérdida auditiva.
Con estas acciones, “cuando lleguemos a la adultez podremos tener una buena calidad de vida y ser más independientes en esta etapa”.
Recomendaciones
Tanto para los familiares como cuidadores, es importante conocer a profundidad sobre la enfermedad para poder atender las necesidades del adulto mayor que la padece. La familia debe prepararse para los cambios que puede experimentar, por lo que es fundamental contar con una red de apoyo. Otros aspectos a considerar son la preparación de un espacio físico seguro para el paciente y mantener sus rutinas para tranquilidad en su día. Tener mucha paciencia y amor es el inicio de todo.